sábado, 23 de octubre de 2010

La importancia del tipo de cambio real en la economía

Con frecuencia en la discusión económica se habla de tipo de cambio y tipo de cambio real, conceptos que son "primos hermanos", pero que no son lo mismo. Y bien vale revisarlos para entender mejor lo que está pasando.


Pesos por cada dólar

Cuando se habla de tipo de cambio a secas, estamos refiriéndonos al dólar y su valor respecto del peso. Más acertadamente, se le suele llamar tipo de cambio nominal. Este término refiere simplemente a cuántos pesos dan por un dólar americano. Lo que ha estado ocurriendo en las últimas semanas es que cada vez dan menos pesos por un dólar. Ello significa que el peso vale más, lo que quiere decir que se está apreciando. Al contrario, cuando nos comienzan a dar más pesos por dólar entonces vivimos un fenómeno de devaluación, que fue el caso de la crisis de 1982.

Algo más complejo

Pero el valor que miran con mayor atención las autoridades es el tipo de cambio real, donde se combinan un conjunto de variables.

Primero, la inflación en Chile o más precisamente, cómo evolucionan los precios de distintos productos y servicios al interior del país. Esto es muy relevante, porque si, por ejemplo, el agua, la electricidad, los cobros financieros, el valor de la mano de obra bajan en el país, producir para exportar un bien se hace más barato.

Segundo, son relevantes los precios internacionales de un producto. Puede darse el escenario de que den menos pesos por dólares por exportar un producto, pero eso se compensa porque durante el mismo período de tiempo el producto exportado en el exterior sube de precio.

Para el tipo de cambio real, una tercera variable que se considera también es el dólar. Si se está produciendo un bien para exportar, el empresario primero saca sus cuentas internas. Si no le han subido mucho los precios internos y, por lo tanto, sus costos, puede resistir mejor que le den menos pesos por dólar una vez que llegan a Chile los pagos por esos bienes exportados. Luego mira el panorama internacional, es decir, cuánto ha subido o bajado el precio de su producto en el mercado internacional. Y al final, le interesa cuántos pesos le darán por un dólar.

Hoy cada día se están dando menos pesos frente al dólar. Pero el exportador puede compensar si los costos a nivel interno han descendido o si el valor de sus bienes ha subido en el exterior. Para medir más fielmente la competitividad, se deben considerar también el tipo de cambio nominal, los costos internos y los precios de los principales países competidores o socios comerciales.

Estas consideraciones (dólar, costos internos y precios externos y la situación de los socios comerciales) permiten evaluar la competitividad de producto, que no es otra cosa que poder vender más unidades, litros o kilos en los mercados mundiales. Este análisis más complejo es el tipo de cambio real. Y calcularlo no es una tarea fácil, porque varía de industria en industria exportadora: la minería tiene costos y precios internos y externos distintos a la agricultura.

Pese a que es difícil de calcular, las autoridades realizan ejercicios para saber cuán cerca o lejos está el tipo de cambio real de sus promedios históricos. El presidente del Banco Central dijo, en una reciente entrevista, que el tipo de cambio real para la economía en su conjunto está aún por encima de los últimos 15 años. Pero otros analistas han puesto el acento en que sectores como el frutícola han visto caer su tipo de cambio real sectorial en 30% respecto del promedio de los últimos 10 años.

lunes, 18 de octubre de 2010

"23 cosas que no le dijeron del Capitalismo"

Economista revela las "23 cosas que no le dijeron del Capitalismo"

Experto revela las verdades de este sistema financiero

El estallido financiero de 2008 dejó desnudo un ídolo que parecía indestructible desde la caída del muro de Berlín: el capitalismo.

El economista surcoreano de la Universidad de Cambridge, Han-Joon Chang, autor de dos libros traducidos a decenas de idiomas -el recién publicado las "23 cosas que no le dijeron del Capitalismo" y "Malos Samaritanos, El mito del libre comercio y la historia secreta del capitalismo"- se encuentra entre los más destacados críticos del rumbo neoliberal adoptado desde los '80.

A pesar de esta postura crítica, Chang no es un anticapitalista."El capitalismo es el peor sistema, si uno quita al resto", ironiza.

BBC Mundo entrevistó a Chang durante una visita suya a Londres para promover la publicación de su libro.

¿Qué son entonces estas 23 cosas que no nos dicen del capitalismo?

A uno le puede gustar o no el capitalismo, pero todo el mundo asume que sabe de qué se trata. Lo que intento mostrar es que muchas de las premisas que se usan para el capitalismo son medias verdades o directamente mitos.

La idea del libre mercado, por ejemplo. El mercado libre no existe. Todo mercado tiene reglas y límites que restringen la libertad de elección.

¿Por qué un chofer de autobús de Suecia gana 50 veces más que uno de Nueva Deli? Porque el de Nueva Deli no puede ir a Suecia pues hay límites a los flujos migratorios.

Otro mito es que cuando más libre mercado y menos gobierno, más riqueza. Esto no es así. Se vio claramente en el caso de la desrregulación del sistema financiero que tomó lugar desde la década del '80 que, como se vio en la crisis financiera de 2008, destruyó mucha riqueza.

Por eso digo también que los mercados financieros tienen que ser menos eficientes: una mayor eficiencia intensificaría la especulación y el cortoplacismo de las inversiones.

En el libro que publicó en 2008, "Malos Samaritanos", usted examina otro tipo de mitos: los que hay en torno al desarrollo económico.

El libre comercio es uno de los mitos. Los países desarrollados dicen que los países en desarrollo tienen que permitir el libre flujo de capitales y mercancías para desarrollarse.

Esta posición ignora la política adoptada históricamente por los mismos países desarrollados.

Tomemos el caso del Reino Unido, cuna de la Revolución Industrial. En el siglo XVII, Daniel Defoe, el autor de Robinson Crusoe, que era también empresario y espía, publicó una historia sobre el comercio inglés que muestra el proteccionismo aplicado desde el siglo XV.

Esta política sigue hasta el siglo XIX, cuando el Reino Unido se vuelve partidario del librecomercio porque ya ha desarrollado plenamente su industria, de modo que no necesita protegerla.

Lo curioso es que inmediatamente borra su propia historia y pregona lo que no practicó para desarrollarse, es decir, le exige al resto del mundo que adopte el Libre Comercio.

Estados Unidos no siguió el ejemplo que pregonaba el Reino Unido.

En el siglo XIX y en las primeras décadas del XX, EE.UU. fue el país más proteccionista del mundo. Eso sí, una vez que desarrolló plenamente su industria, exigió al resto que se convirtieran al Libre Comercio.

La lista de países que usaron una estrategia similar es muy larga: Francia, Japón, Alemania, Finlandia, Italia, Noruega, Austria, entre otros.

En su libro usted menciona el caso de su propio país, Corea del Sur.

Nací en 1963. En esos años, el ingreso per capita de Corea del Sur era menos de la mitad del de Ghana.

En 1977 el ingreso per capita ya era de US$1.000 y el país se había convertido en un gran exportador de coches, semiconductores y otros productos de alta elaboración manufacturera.

Corea del Sur aplicó todas las recetas que los países desarrollados dicen que no hay que aplicar: subsidios, proteccionismo, planes estatales, intervencionismo.

No digo que esta política sea una varita mágica. Lo que digo es que si uno estudia la realidad de los países en desarrollo de la posguerra, la historia oficial que pregona el neoliberalismo con el FMI y el Banco Mundial a la cabeza, no se condice con la realidad.

El milagro japonés es un ejemplo bien claro, pero también lo es China o Corea del Sur.

Se habla, por ejemplo, de los años '60 y '70 como "la época negra del proteccionismo" en el Tercer Mundo.

El ingreso per capita durante esa "época negra" de México fue del 3,1 %. Entre 1985 y 1995, el período en que empieza la liberalización económica, fue del 0,1% y con el supuesto paraíso de libre comercio del NAFTA, creció un 1,8% entre 1995 y 2002.

¿No cambia esto con transacciones en los mercados financieros que se hacen en microsegundos gracias a la revolución tecnológica?

Uno de los mitos del capitalismo que analizo es precisamente esta idea de que la globalización es inevitable debido a internet.

El telégrafo en el siglo XIX produjo una revolución de las comunicaciones mucho mayor que internet.

Antes del telégrafo se tardaba dos semanas en barco transmitir un mensaje transatlántico. Con el telégrafo, se redujo a siete minutos.

Y si se compara ambas épocas, el mundo del barco a vapor y el telégrafo, estaba mucho más globalizado que el de los años '40, '50 y '60 del siglo XX, a pesar de la enorme diferencia tecnológica.

Es cierto que las transacciones financieras que se hacen en segundos, pero ¿por qué son posibles esas transacciones? Porque los mercados financieros fueron desrregulados.

El recurso a la tecnología es una manera de negar que en realidad se trata de una decisión política.